Qué es un anexo en un trabajo y cómo elaborarlo
¿Quieres saber qué es un anexo en un trabajo de investigación? ¿Necesitas ayuda para hacerlo correctamente? ¡Perfecto! Pues, en este post, vamos a enseñarte de qué se trata y cuál es su función específica. Además, te explicaremos cómo elaborarlo de un modo adecuado para el establecimiento de tu texto final.
Así que quédate leyendo y entérate de todo.
¿Qué es un anexo?
Para entender correctamente qué es un anexo, es importante que conozcas algunas cuestiones. En este sentido, comenzaremos por acercarnos a una definión del término.
En su Diccionario, la Real Academia Española nos enseña un sentido claro del término:
- tr. Unir o agregar algo a otra cosa con dependencia de ella.
Entonces, podemos decir que un anexo o los anexos son documentos, fuentes, imágenes o tablas que usaste para la elaboración de tu trabajo. Sin embargo, lo que distingue a estos materiales del documento principal es que se consideran de carácter secundario. No porque sean menos importantes. Si no porque no forman parte del cuerpo fundamental de una investigación.
Esto quiere decir que los anexos no poseen el mismo estatuto que, por ejemplo, las hipótesis o el desarrollo de una investigación. Generalmente, estos materiales se incluyen al final de un documento. Es decir, que se aíslan en un apartado específico. De este modo, puede incluirse toda la información extra en un mismo lugar.
Además, los anexos suelen constituir una extensión considerable. Esto es así porque, justamente, se tratan de datos o recursos gráficos que aportaron a un trabajo de investigación, incluso desde el inicio. Entonces, cualquier persona que lea tu texto puede dirigirse hacia esta sección para entender alguna referencia o la representación gráfica de ciertos elementos. Así, los lectores se ubicarán rápidamente y, solo si lo desean, pueden profundizar en el contenido. Lo interesante es que estos recursos no modifican sustancialmente el contenido, sino que se agregan a él para ofrecer mayor entendimiento.
Otra denominación con la que te encontrarás, en este sentido, es la de “apéndice”. Sin embargo, ten en cuenta que funciona o son sinónimos.
Función de los anexos
Ya conoces lo que es un anexo. Ahora profundicemos en cuanto a su función en un trabajo de investigación.
Como te decíamos, este tipo de material se añade hacia el final de un documento. En este sentido, su función principal reside en adicionar o expandir la información contenida en el desarrollo. Por supuesto, sin necesidad de estar incluida junto con los apartados principales.
A la vez que permite la agregación de materiales considerados secundarios, sirve para documentar exhaustivamente un proceso de investigación. Es decir, permite incorporar datos que contribuyen a aumentar y clarificar la difusión del conocimiento producido.
Por otra parte, cabe señalar que los anexos no son estrictamente obligatorios. Y, en este contexto, es decisión del autor del trabajo si los incorpora o no. Por lo tanto, los anexos no suelen ser materia de evaluación. No obstante, como investigador(a), si consideras que esos materiales pueden servirle tanto a tu tribunal como a un lector, inclúyelos. De cualquier modo, es necesario que sepas que puedes prescindir de ellos.
Ejemplos de anexos
Dentro de este apartado, puedes adicionar muchos tipos de materiales complementarios a tu trabajo de investigación.
Por ejemplo, fuentes primarias citadas en el cuerpo del texto. Si has realizado trabajo de campo, las desgravaciones de entrevistas son documentación importante para anexar.
Del mismo modo, si has analizado y tabulado datos recogidos, este es el lugar para incluir la cantidad de gráficos que quieras, pero que no son fundamentales en relación con las conclusiones obtenidas.
También ciertas referencias de consulta que finalmente no se utilizaron, pero que te fueron útiles y están relacionadas con el proceso.
Otros ejemplos de anexos de un trabajo
A continuación, te compartiremos una lista de ejemplos para que veas toda la información que debería ir en los anexos.
- Mapas. Ofrecen información demográfica, histórica o geográfica.
- Fotografías, documentos e ilustraciones. Estos recursos ofrecen contexto visual o información cualitativa para no sobrecargar el cuerpo principal.
- Tablas o gráficos. Se tratan de representaciones visuales de información que, mediante símbolos (porciones, barras o líneas), ayudan al lector a comprender grandes volúmenes de información y a relacionarla.
- Diagramas. Estos anexos permiten comparar y diferenciar elementos de forma didáctica.
- Infografías. A partir de la combinación de textos e imágenes, explican y describen procesos complejos.
- Listado de siglas o abreviaturas. Si el trabajo contiene un volumen importante de organizaciones o instituciones que pueden llamarse por medio de siglas o abreviaturas, estas se colocan al final, en un listado que aclare su significado. La lista sigue un orden alfabético.
- Modelos de instrumentos de recolección de datos. Podés incluirlo para que los lectores vean el diseño y las preguntas que hiciste en una encuesta, entrevista, etc.
- Desgrabaciones. Para analizar datos recogidos en una entrevista, si esta se realizó oralmente y/o se grabó, las des-grabaciones serán el material clave. Por lo que podés adjuntarlas en este apartado. De igual modo, si se trató de una entrevista en registro escrito.
- Documentos citados. En ocasiones, además de la cita de un documento, el autor lo incorpora en su totalidad hacia el final del trabajo, para que el lector tenga la posibilidad de evaluarlo, ahondar en el tema o ubicarse en el contexto.
- Gráficos. Estos anexos ayudan al entendimiento de datos cualitativos.
- Glosario. Listado de palabras recurrentes o técnicas utilizadas en el trabajo. Suelen ser específicas, pero cuya comprensión es clave para el contenido de la investigación. Al igual que el anterior, siempre se organiza alfabéticamente.
¿Cómo elaborar un anexo?
Aunque no sea obligatorio, veamos cómo debería elaborarse un anexo de un trabajo, por si deseas incorporarlo.
Antes que nada, debes finalizar tu investigación, incluyendo la redacción del documento final. Solo luego de haber jerarquizado y organizado los apartados previos, tendrás más claridad sobre qué información colocarás en el anexo. Es decir, todos aquellos materiales “sobrantes”, que no corresponden al contenido principal.
También suele suceder que tengamos dudas de si algún texto o referencia se incorpora en el desarrollo o en esta sección. En esos casos, intenta tomar distancia de tu investigación y evaluar si modifica o aporta en algo a la estructura principal.
Muchas veces, la extensión de los trabajos a entregar es un parámetro de decisión. Si ya completaste la cantidad máxima de páginas exigidas por tu universidad, todo lo demás irá a los anexos. Por supuesto que en relación con la jerarquía y organización previa de las etapas fundamentales de una investigación o escrito.
En cualquier caso, el apartado debe llevar el título “Anexos”. Seguidamente, numerarás los diferentes materiales según su relevancia o correspondencia con la organización del documento principal.
Si, por ejemplo, citas un fragmento extraído de una entrevista en el cuerpo del texto, deberás introducir un “llamado”, nota a pie o aclaración. Aquí, detallarás que la entrevista completa se encuentra en la sección, incluyendo el número de página o subdivisión interna del apartado. Por ejemplo, del siguiente modo: «Ver Anexo 1, pp. 52-55».
Así, quien lea tu trabajo podrá recurrir, si lo necesita o le interesa, a esa información rápidamente.
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